La atención ginecológica en edades pediátricas es, sin lugar a dudas, además de una realidad, una necesidad en la atención médica de esta etapa de la vida.
Las afecciones ginecológicas en las niñas no son tan frecuentes como en la adolescencia o en cualquier otra etapa de la vida, pero no por eso dejan de tener importancia, pues la amplitud y complejidad de su atención no se limitan exclusivamente a los aspectos biológicos, sino que hay que considerar además la repercusión que puedan tener en esa esfera, así como también en la psicosocial, en la conductual y en otros aspectos como los médico legales que pueden también estar presentes.
La Adolescencia
Adolescencia Precoz 11 a 14 años:
es por lo general durante esta etapa cuando se produce la primera menstruación o menarca, por lo cual, los principales motivos de consulta están relacionados con el desarrollo puberal y sus alteraciones, así como la presencia de la leucorreas que en muchas ocasiones son funcionales y predicen la aparición de la menarca, pudiendo ser interpretadas erróneamente como vulvovaginitis.
Adolescencia Intermedia 15 - 17 años:
Esta es la etapa más importante y trascendental de las adolescentes en nuestro medio, pues en estas edades se produce en la mayoría de las adolescentes el inicio de sus relaciones sexuales coitales. Por lo tanto, el motivo de consulta más frecuente es la consejería y orientación anticonceptiva, luego las infecciones genitales y las Enfermedades de Transmisión Sexual (I.T.S.), la sospecha de embarazo y muchas otras vinculadas al inicio de la vida sexual. Por lo tanto, en este grupo de pacientes, es donde debemos desarrollar al máximo nuestra labor educativa y preventiva, con vistas a evitar o modificar los factores de riesgo reproductivo y preservar la Salud Reproductiva de nuestras jóvenes y su proyecto de vida.
Adolescencia Tardía 18-20 años:
Este grupo constituye un grupo menor de riesgo que los anteriores, aunque no por ello deja de ser importante, presenta gran similitud en su comportamiento y morbilidad con la adulta joven, tiene a su favor una más clara definición del proyecto de vida, así como la culminación del desarrollo biológico que facilita entre otras cosas la selección de los métodos anticonceptivos.
La ocurrencia de un embarazo en esta etapa conlleva menor riesgo materno y perinatal aunque la problemática social se mantiene vigente.